28 septiembre 2006

El error del Planeta X

No me duelen prendas en reconocerlo: cometo errores continuamente (revisar la ortografía de esta entrada, por ejemplo). Muchos no tienen consecuencias, algunos sí. Y las consecuencias suelen ser negativas. Raramente saco algo de provecho en esos errores (bueno si, la experiencia y la voluntad de no cometerlos, pero nada más). Pero para no aburriros con mis cagadas os contaré la historia de un error que acabó bien, con un acierto. Y el protagonista os resultará muy familiar: Plutón.

Los planetas que se conocían en la antigüedad eran los que se podían ver a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Jupiter y Saturno. Luego tras Copernico y Galileo (uno por su postulado de que la tierra gira alrededor del sol y el otro por la construcción del telescópio) la lista aumentó con la Tierra y Urano. Ya van 7. Luego Kepler y Newton describieron matemáticamente las órbitas y movimientos planetarios. Los números que sus formulas daban eran casi exactos... solo casi. Se encontraron algunas irregularidades en las órbitas de Jupiter, Saturno y Urano. ¿que ocurría?

Imaginaros que vais en un coche, circulando por una carretera plana y recta a una velocidad constante. En el camino también hay un pequeño valle que la carretera atraviesa. Ese valle se detectaría con cambios en la velocidad y la aceleración. Cuando el coche llega al valle (cuando desciende) se acelera y cuando sube la cuesta el coche se ralentiza. Dicho de otro modo el coche que va a velocidad constante y aceleración 0 pasa su aceleración a ser positiva y la velocidad aumenta, luego viene una aceleración negativa disminuyendo la velocidad y por último la aceleración pasa de nuevo a 0 y la velocidad constante.

Algo similar se observaba en los tres planetas gigantes. Algo modificaba sus matemáticos movimientos (y no podía ser un valle en las carretera). ¿Que podía ser? Pues otro planeta. La masa del planeta misterioso atraía y modificaba a los grandes. Hasta se calculó la posición del planeta aún no descubierto. Ese honor recayó en el alemán Johann Gottfried Galle en 1846.

Todo perfecto. Ya hay 8 planetas que se mueven perfectamente según las leyes de Kepler...o casi.

Otra vez estamos en las mismas. Neptuno presentaba irregularidades en su órbita. Los astrónomos se aplicaron el cuento y se pusieron a buscar al planeta oculto. Entre ellos Percival Lowell que lo llamó Planeta X (¿a que suena a planeta de la Marvel?).

Lowell lo busco mediante técnicas fotográficas. Hacia una foto del firmamento y pasado un tiempo hacia otra. Luego las superponía. Las estrellas aparecen fijas en ambas imágenes pero los planetas se aprecian con un cambio de posición entre ambas imágenes. El único problema era que en esas imágenes aparecían miles de estrellas (unas 50.000) y era difícil apreciar como una estrellita debil cambia de posición (siendo entonces un planeta).

Lo intentó durante 8 años hasta su muerte en 1916 sin conseguirlo. Fue en 1930 cuando Clyde William Tombaugh, desde el observatorio que lleva el nombre de Lowell y con su técnica fotográfica, descubrió el planeta X. Y se llamó Plutón (se barajaron más nombres pero se eligió este porque, entre otras razones, las iniciales PL se corresponden a los de Percival Lowell).

¿Y el error? Pues no se descubrió hasta muchos años después (en la década de los 80), cuando las sondas Pioner 10 y 11 y las Voyager 1 y 2 se acercaron a los planetas exteriores y pudieron cuantificar sus masas de forma más exacta. Con los nuevos datos de masas las discrepancias en las órbitas planetarias desaparecieron.

O dicho de otra forma. Los cálculos basados en masas erróneas dieron como resultado el descubrimiento de Plutón. ¿a que mola equivocarse así?

(la historia del Planeta X no acaba aquí, igual hago otra entrada de esto. O mejor, mirar los enlaces consultados)


Neptuno (planeta) - Wikipedia, la enciclopedia libre
Plutón (astronomía) - Wikipedia, la enciclopedia libre
Planet X - Wikipedia, the free encyclopedia
Percival Lowell - Wikipedia, la enciclopedia libre
Voyager program - Wikipedia, the free encyclopedia
Johann Gottfried Galle - Wikipedia, la enciclopedia libre

SALUT I ERRORS!

NOTA AÑADIDA UN DÍA DESPUÉS: En Historias de la Ciencia hay una entrada sobre Clyde Tombaugh. Y ya que vais allí, darle una ojeada a todo el blog. Es delicioso.

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